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Vi “Operación Causa Justa” (2019, Panamá), dirigida por Luis Franco Brantley y Luis Pacheco, con guion hecho por varias manos: Carlos Carrasco, Joaquin Horna Dolande y Manolito Rodríguez. Estamos ante una cinta que pivotea entre los géneros dramático y bélico, que narra, con base en diferentes líneas de vida de personas del común, la invasión del ejército de EE. UU. a Panamá el 19 de diciembre de 1989, durante el gobierno de George H. W. Bush, con miras a terminar con el gobierno dictatorial del general Manuel Noriega (que antes estuvo respaldado por el país invasor). Al respecto, sugiero ver el documental “Invasión” (2014, Panamá) escrito y dirigido por Abner Benaim.
Como lo mencioné con anterioridad, la película gira en torno a dos ejes. El primero de ello, el dramático. Aquí se expone con elocuencia el drama que implicó para algunos soldados (que estaban entre dos fuegos y una pasión, el fuego de los defensores de la dictadura y los del ejército yanqui, y la fuerza del patriotismo que los llenaba de dudas sobre qué hacer) y de varios civiles (que suelen ser las víctimas injustas, desde todo punto de vista, de la guerra, algo que va más allá del frío concepto de “daño colateral”). El problema de la obra cinematográfica está en el segundo eje: el bélico.
El filme intenta exponer escenas bélicas, pero tristemente el resultado es malo, lo que tiene una explicación. El género bélico es de los más complejos y costosos que puede haber. Incluso, el cine comercial poco ahonda en este género por los costos de sus escenas, sumado a la dificultad de transmitir las emociones de una batalla al auditorio; sin embargo, cuando lo hace, es con muchos recursos lo que ha sentado un estándar muy alto. Por ese estándar es que al cine independiente, que suele adolecer de recursos, le queda muy difícil hacer cine bélico, pues su espectador está habituado a escenas de guerra muy bien logradas. Aquí, en esta cinta, las escenas bélicas dejan mucho que desear y se notan las dificultades de mostrar con realismo la acción y las emociones de los combates.
En este sentido, si las escenas bélicas hubiesen sido secundarias, si la película se hubiera centrado en el drama humano y la guerra estuviera presente solo como telón de fondo, la cinta habría sido mucho mejor de lo que fue.
Otra escena que me pareció terrible está en la supuesta fiesta organizada por uno de los protagonistas, la misma noche en la que se produjo la invasión, en la que solo se pone una canción (¿una fiesta que supuestamente duró toda una noche con una sola canción?).
Llama la atención lo que implica al ciudadano de a pie, así como para el soldado panameño, el dilema de qué hacer: defender al país del invasor (y por ahí derecho al dictador) o no luchar contra el invasor (lo que supondría una traición, pero, tal vez, más democrática). ¿Qué hacer? Esto es un dilema trágico.
Igualmente, esta obra sirve de excusa para reflexionar sobre la legalidad y la legitimidad de las acciones militares no autorizadas por el Consejo de Seguridad de la ONU en el mundo, ya sea para sacar a un dictador del poder o por motivos humanitarios.
Entonces, el filme da motivos para reflexiones importantes, a la vez que muestra dramas tan genuinos como hondos. Lástima los errores de producción y las escenas de acción tan poco convincentes. (2023-02-09).
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