Tomado de: aquí |
Sobre lo primero no hablaré, pues es fácil deducirlo de lo que diré a continuación. Frente a lo segundo, que fue un excelente maestro, solo valga recordar que él, como un Sócrates moderno, dio lugar a una docena de grandes discípulos en la teoría del derecho y, especialmente, en la historia del derecho, entre los que destaco a Pietro Costa, por solo dar un nombre entre muchos posibles. Pocos juristas logran ser parteros de tantas vocaciones como lo hizo Grossi.
Y si no fuera poco lo anterior, Grossi, con sus revolucionarios escritos, logró cambiarle la cara a la historia del derecho al aportar una nueva manera de ver el derecho medieval y con una enconada crítica al derecho moderno, a aquel derecho estatal que pretendió subvertir el orden jurídico “natural” al imponer la voluntad estatal sobre el derecho espontáneo o consuetudinario. Como dijo una vez mi maestro Carlos Petit, en un texto que aquí enlazo, Grossi junto con su escuela, logró crear una manera novedosa de hacer derecho en Florencia, pero una manera que no era local, sino europea y, por qué no, global, como los edificios y los balcones florentinos no son expresiones estéticas locales sino manifestaciones que logran trascender, como lo hizo el arte renacentista (algo que Petit denomina el “estiloflorentino”). Grossi tenía los pies en Florencia, pero sus ojos puestos en Occidente.
Igualmente, Grossi, con quien coincidí un par de veces en eventos académicos y quien siempre me trató con un gran respeto y amabilidad, rara en los ámbitos académicos tan jerarquizados y formalistas, miró, con su espíritu siempre inquieto, la historia del derecho latinoamericana, donde impulsó notables carreras académicas en el área, como la de mis amigos José Ramón Narváez y Ricardo Fonseca, por dar solo dos nombres entre varios posibles (ofrezco disculpas a los que no enlisto aquí). Esto pone en evidencia otro aspecto que quisiera resaltar: su esfuerzo por expandir la disciplina más allá de su círculo florentino. Todo un maestro glocal (pensando en lo local y actuando en lo global).
Algunos se inquietarán porque no aludo a su paso por la Corte Constitucional italiana, pero como el derecho constitucional no es el campo donde me sienta más a gusto, prefiero centrarme en los lugares y los espacios en los que me desenvuelvo de mejor manera, aquellos donde Grossi dejó su huella por mucho, mucho tiempo.
Gracias, maestro, por lo legado. Esperamos con ello hacer crecer la disciplina. Buen viaje: Sit tibi terra levis.
Como señal de respeto comparto aquí el enlace a algunas de sus obras, con fines estrictamente académicos.
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