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El 11 de junio del presente año, a la edad de ochenta y ocho años, murió en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires el profesor argentino Víctor Tau Anzoátegui, excelso historiador del derecho.
Me permito transcribir un pequeño recuento de la vida académica del prof. Tau elaborado por el prof. Ezequiel Abásolo, Director del Instituto de Investigaciones de Historia del Derecho: “Abogado y Doctor en Derecho por la Universidad de Buenos Aires, desde su más temprana juventud manifestó un profundo interés por el pasado histórico jurídico argentino e hispanoamericano. Vinculado al magisterio universitario del Profesor Zorraquín Becú, integró el selecto elenco de intelectuales que en 1973 acompañó a Don Ricardo en el establecimiento de nuestro Instituto de Investigaciones de Historia del Derecho. Fue el tercer Director de nuestra asociación, y condujo su Revista por espacio de varias décadas. Electo miembro de número de la Academia Nacional de la Historia cuando aún no había cumplido los cuarenta años de edad, desempeñó su presidencia en dos oportunidades. Desde 1966 tuvo a su cargo una de las secretarías del Instituto Internacional de Historia del Derecho Indiano. Iniciador, junto con Eduardo Martiré, de las Jornadas de Historia del Derecho Argentino, fue catedrático de historia del derecho en la Universidad de Buenos Aires, profesor del doctorado en ciencias jurídicas de la Universidad Católica Argentina, y miembro de carrera del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas, entidad, esta última, en la cual llegó a desempeñarse como Investigador Superior. Autor de más de un centenar de enjundiosos artículos científicos, sus libros -entre los cuales, en homenaje a la brevedad, apenas recordaremos aquí Formación del Estado Federal Argentino, La codificación en la Argentina, y Casuismo y Sistema, junto al clásico Manual de Historia de las Instituciones Argentinas que escribiera con el Profesor Martiré-, han orientado, desde hace medio siglo y de forma contundente y definitiva, el desarrollo de la historiografía jurídica indianista y argentina”.
Ante este recuento, ¿qué más puedo agregar? Ahora no quiero centrarme en su valor académico, pues brilla por sí solo. Me concentro en una experiencia que tuve con el prof. Tau. Además de ser un brillante académico, fue una muy buena persona. Lo que quiero afirmar es que mis recuerdos del prof. Tau pasan por su amabilidad, su cortesía, su pulcritud, su elegancia (una rápida mirada sobre su vestuario deja en claro que estamos ante un ser preocupado tanto por el contenido como por las formas) y su diplomacia, que estaban a la altura de su inteligencia.
En alguna oportunidad, hace cerca de 15 años, en Argentina, un grupo de vetustos colegas iushistoriadores me hicieron una encerrona muy desagradable, guiados por el miedo al quehacer de las nuevas generaciones de académicos en el área. No quisiera entrar en detalles sobre ese mal momento, no vale la pena, sino en la reacción del prof. Tau quien se indignó con sus propios colegas, que eran sus amigos, por el trato que recibí. Ver a una persona de esa envergadura en la iushistoria, indignarse con sus amigos por el trato que le brindaron a un joven iushistoriador y el consejo que me brindó con ocasión de ese mal momento (de que no me dejara afectar y que siguiera mi camino), me dejaron en claro que estaba no solo frente a un gran investigador sino ante una buena persona. En ese momento tomé la decisión de alejarme del quehacer académico y profesional de cierto sector de los iushistoriadores hispanoamericanos, tan mayores como conservadores, y seguir mejor mi camino, mis preocupaciones académicas, sin dejarme llevar por lo que aquellos colegas opinaban de mi trabajo. Pero no podría olvidar, no quisiera ignorar, el tamaño ejemplo moral del prof. Tau, toda una luz dentro de la oscuridad que produce el miedo y la envidia en los sectores académicos.
Ahora, acaecida su muerte, no puedo, no quiero dejarlo pasar por alto. No quiero solo homenajear su trabajo académico, sin estar yo a su altura, sino especialmente la cordura (en el mejor sentido aristotélico) y la simpatía (en el mejor sentido humeano) que emanaban de él para formación y alegría de los que estaban a su lado. Dicho con otras palabras, fueron muchas sus enseñanzas intelectuales (que él daba generosamente en sus conferencias, clases y escritos) y humanas, y nunca olvidaré esa actitud amable a la vez que elegante ante la vida.
En paz descanse prof. Tau. Sus estudiantes, directos o indirectos, han tenido la alegría de aprender de usted tanto ideas como valores.
Para rendirle homenaje a este gran investigador y buena persona, comparto tres de sus textos:
1) TAU ANZOÁTEGUI, Víctor. “Ensayo sobre la historiografía jurídica en la Argentina. tradición científica y estado actual del arte”. En: SORDI, Bernardo (ed.). Storia e diritto. Esperienze a confronto atti dell’Incontro Internazionale di Studi in occasione dei 40 anni dei Quaderni Fiorentini (Firenze, 18-19 ottobre 2012). Milano: Giuffrè editore, 2013, pp. 181-214.
2) TAU ANZOÁTEGUI, Víctor. "La doctrina de los autores como fuente del derecho castellano-indiano". En: Revista de Historia del Derecho, núm. 17, 1989, pp. 351-408.
3) TAU ANZOÁTEGUI, Víctor. Casuismo y sistema: Indagación histórica sobre el espíritu del Derecho Indiano. Sevilla: Athenaica Ediciones Universitarias, 2021.
Muy lindo homenaje al querido Victor . Muchas gracias por compartirlo.
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