Sobre cómo Pasolini quería ser como Boccaccio

Tomado de: aquí
Vi “Il Decameron” (traducido al español como “El Decamerón”, 1971, Italia), dirigida por el famoso Pier Paolo Pasolini [1922-1975], un director que tiene tanto de ancho como de largo; esto es, que nunca acabaría esta reseña si analizamos la forma de hacer cine por parte de este director. Volviendo a la cinta, el guion es de Pasolini, basado en la gran obra cumbre de las letras italianas: El Decamerón de Giovanni Boccaccio. La música es mérito de Ennio Morricone y la fotografía de Tonino Delli Colli. El reparto está compuesto por Franco Citti, Ninetto Davoli, Angela Luce y el propio Pier Paolo Pasolini (haciendo de discípulo del gran pintor Giotto). En cuanto al género, estamos ante un drama en ciertos aspectos, pero resalta más la comedia negra presente desde la obra medieval.

La película en cuestión es la primera parte de su “Trilogía de la Vida”, que completan “Los cuentos de Canterbury” y “Las mil y una noches”. Se trata de una adaptación de nueve historias presentes en El Decamerón, entre los que sobresale la mirada pícara del erotismo y la irreverencia de Boccaccio que le sienta muy bien a Pasolini, como lo mencionaré de nuevo más adelante. No es fácil hacer un recuento de las historias, por lo que mejor paso directamente a mis consideraciones de forma y de contenido.

En cuanto a la forma, debo confesar que, a pesar de ser académico y cinéfilo, disto mucho de este cine neorrealista. Digo lo anterior, porque el cine de Pasolini ha pasado a ser un tabú para muchos intelectuales, a un punto tal que uno no sabe si adorar sus filmes es un cliché o una pose para aparentar cierta profundidad estética, o si realmente hay personas que se entretienen con el cine irreverente y chocante de este director. De todas formas, hay que ver sus obras de culto pues de esta manera se logra perfeccionar el gusto propio. No hay reglas de oro al respecto: hay que ver mucho cine para saber qué nos gusta y qué no. Yo he visto ya varias cintas de este director y me ratifico en mi idea de que las formas usadas por él, especialmente en su búsqueda de ser chocante con el público (por ejemplo, esos primeros planos de personas desagradables, con dentaduras más que imperfectas, donde importa más la imagen que la historia misma, etc.), impiden un desarrollo óptimo del entretenimiento; a fin de cuentas, para mí, el cine es, ante todo, entretenimiento, y luego de ello puede ser todo lo que quiera. Claro está que generar ese efecto, el entretenimiento, supone muchos criterios para tener en cuenta, como, por dar un caso, el contexto cultural del director y el del público. Es que esos criterios cambian con el tiempo, lo que hace más difícil que una película entretenida en una época lo sea luego.

Ahora, frente al tema del contenido, Pasolini toma algunos relatos de Boccaccio, pero sin atender la estructura en la que se insertan esas historias en la obra medieval. Le queda fácil al director recurrir, para su cine tan particular, a Boccaccio, otro gran irreverente en su momento. Veamos.

Este título de esta obra de Boccaccio significa “diez días”, que es el tiempo que se toman los personajes de la novela para narrar sus cuentos. Además, es importantísima por muchos motivos. El más importante es que marca una ruptura, desde el arte, con las “buenas costumbres” de la época y con la tradición estética hagiográfica, la que se centraba en el eslogan de que el arte está al servicio de la fe. En Boccaccio, la literatura (preludio de los géneros modernos como el cuento y la novela) se justifica en sí mismo. Además, la obra de Boccaccio nos permite comprender lo que estaba pasando en su momento: el Renacimiento. Por ejemplo, en El Decamerón, los personajes son seres humanos imperfectos, algunos villanos, otros simplemente irreverentes que buscan un mejor estar en este mundo, sin preocuparse mucho del más allá. Los temas de los relatos suelen ser, con alguna excepción, sobre temas anticlericales. Por tal anterior, El Decamerón se presentó como un texto de ruptura, que da entrada a una época antropocéntrica en vez de la teocéntrica, marca el ocaso del Medioevo y vaticina un nuevo período histórico: la modernidad. Esta función disruptiva del arte seguramente cautivó a Pasolini, quien igualmente buscaba romper el esquema capitalista y puritano de su momento. Ese ideal de un filme que marque el fin de una época y anuncie una nueva es, a mi modo de ver, el motivo que lleva al director italiano a plantear, bajo su lente, algunas historias escogidas de Boccaccio. Pero ¿lo logra? No, pues el capitalismo es más revolucionario y adaptable a los cambios que el teocentrismo medieval. Claro está que esto no niega otras motivaciones del director, entre ellas, la que más ha resaltado la crítica es que con esta cinta no solo se redescubre (se rinde tributo a) un clásico, sino que, también, se lanza un grito de angustia ante los estrechos márgenes de acción que deja la moralidad conservadora, donde el deseo es subyugado, de dientes para afuera, pero campea entre las personas en su interior. Concluyendo este aspecto, Pasolini es tan irreverente con Boccaccio, de ahí que el primero, en su forma poética, redescubre lo que el segundo hizo, con las formas goliardas del momento.

Finalizando, cuando hay una película sobre una obra literaria, casi siempre el filme se queda corto, pues la literatura es más rica en cuanto parte de la imaginación del lector, en cambio en el cine, el espectador está a merced de la imaginación del director, de lo que este le ofrece que no es negociable, por lo que la imaginación del auditorio es mucho menor, sin desaparecer del todo, a la que pueda desplegar un lector. Esta obra de 1971 sigue esa regla general: mejor el texto literario, todo lo cual va de la mano con la frase con la que cierra la película “por qué realizar una obra cuando es mucho mejor soñarla solamente”. En este caso, Pasolini soñó con la obra de Boccaccio hasta el punto de volverla a presentar, con una lógica poética diferente, pero el resultado sigue siendo pobre ante lo que él quería hacer. La recomiendo en los términos antes dichos. 2022-05-04.

 

 

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