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Vi “Bohemian Rhapsody” (2018, RU), dirigida por Bryan Singer [1965-], director envuelto en varios escándalos, incluso por denuncias de acoso sexual, a la vez que una persona considerada por la industria como “no confiable” e “inestable”, lo que llevó a que los productores lo despidiesen poco antes de terminar de filmarse esta cinta. El guion estuvo a cargo de Anthony McCarten. El reparto está encabezado por Rami Malek (aplausos), acompañado de otros actores que, por el marco rígido del guion, poco lograron con sus roles equilibrar las escenas (siempre centradas en el protagonista):  Joseph Mazzello, Ben Hardy y Gwilym Lee, entre otros. La película narra el ascenso del famoso grupo Queen y, en especial, de su cantante-líder, el incontenible Freddie Mercury, una leyenda viva de la música del siglo XX. Antes que nada, hay que destacar que el gran mérito de la obra se centra en la interpretación protagónica, la banda sonora y el sonido. No podía esperarse menos de un filme que quiere centrarse en un grupo de rock que, a su vez, giraba sobre una masa gravitacional que ya parecía una “estrella masiva” que amenaza con convertirse en una “supernova”: Freddy. No en balde, las nominaciones y los premios giran en torno a los anteriores tres aspectos. Ahora, pasando a otros asuntos, esta es una cinta que se ama o se odia; es difícil un punto medio, pero lo intentaré. Los fanáticos de la banda y los críticos de cine suelen ser durísimos con la película, mientras que los espectadores que no estaban tan familiarizados con las historias y la música del grupo seguro se sintieron transportados a otro mundo. Intentaré explicar los motivos de este odio-amor en los siguientes aspectos: en primer lugar, estamos ante una obra que brilla por sí misma pero no por el método sino por el objeto del filme, en este caso, por estar basada en Queen (objeto) más que por la forma en la que se basa en Queen (método). En segundo lugar, cuando una cinta decide tratar un tema que ya es leyenda, que ya es de culto, debe tener el doble de cuidado para generar un impacto positivo. Las películas de este género, por ejemplo, optan en este tipo de casos por enfocarse en asuntos puntuales del objeto a ser narrado, para que los fanáticos y los seguidores del objeto no se sientan fácilmente desengañados. Aquí, esta obra decidió aportar una mirada más general, lo que es un gran riesgo. En este sentido, tanto para la crítica especializada como para los fanáticos, el filme se quedó corto en querer transmitir ese espíritu general que rodeaba a dicho grupo de rock, pero para las nuevas generaciones o el espectador general si se alcanza a sentir dicho espíritu, el cual seguro los emocionó. En tercer lugar, porque la cinta se queda, conscientemente, más en la exposición de un ascenso vertiginoso de un grupo que rompió los estereotipos, sin dramatizar la narración misma. Parece que quiere informar más que evaluar. Pero esto es justo lo que un espectador general esperaría de una película como esta. Entonces, podría concluirse que todo depende del espectador. Finalizo dejando en claro que no estamos ante un biopic, en sentido estricto, en la medida que hay demasiadas impresiones frente a lo que realmente pasó (esto es otro motivo de duras críticas de los fanáticos ante la película). Estamos ante una obra más ostentosa que verídica, más musical que drama, más para las nuevas generaciones que para los seguidores de Queen; en fin, más un producto comercial que uno artístico. Sin embargo, entretiene y emociona a más de uno. De allí los altos puntajes que muchos espectadores le han dado en páginas de cine y la gran recaudación de taquilla que ha tenido, éxito comercial del que ya tomaron nota muchos productores, lo que nos vaticina que este formato se repetirá en futuros filmes sobre otras bandas y cantantes. La recomiendo en los términos antes dichos. 2019-05-21.