Vi “Wind River” (EEUU, 2017) dirigida y escrita por Taylor Sheridan [1970- ], quien ya tenía un recorrido como actor secundario y guionista de cine-acción siendo esta obra de 2017 su segundo largometraje. Hay que dar créditos especiales a la fotografía de Ben Richardson, quien supo sacar jugo de los paisajes montañosos y nevados en los que transcurre la trama. El reparto logra hacer bien su tarea: Jeremy Renner, Elizabeth Olsen y Julia Jones, entre otros. La cinta está catalogada como un thriller policíaco, con muchos toques de cine-acción. Narra la investigación del homicidio y la violación de una mujer indígena, en una reserva indígena en Wyoming (bajo jurisdicción federal) por parte de una agente del FBI y un experimentado cazador de la zona quien trabaja para el Servicio de Pesca y Vida Silvestre. Hay que señalar que las cintas de Sheridan, si bien tienen claro su público (el general, ávido de acción y entretenimiento), suele aportar miradas más allá de las visiones superficiales a las que la industria de Hollywood nos tiene acostumbrados. Tal vez por ese plus, es que esta cinta ha cosechado premios y nominaciones (v.gr., 2017: Festival de Cannes como Mejor director, 2017: Festival de Karlovy Vary como Premio del Público, 2017: National Board of Review, como de las mejores películas independientes del año, 2017: Sindicato de Directores Nominada a mejor nuevo director, etc.). Frente a lo estético, hay que decir que las actuaciones son correctas para lo que se pretendía, y destaca la labor de Jeremy Renner (quien interpreta al cazador Cory Lambert). Igualmente, la fotografía es destacable. En lo que atañe a temas de contenido, en relación con el guion, estamos ante un thriller poderoso a la vez que entretenido, con varias escenas de violencia-acción que impresionan al auditorio. Tal vez, su mayor “pero” es que hay un par de escenas violentas que, sinceramente, no aportan a la trama, las cuales supongo fueron incluidas como forma de enganche al Gran Público quien adora la acción (por ejemplo, la escena del arresto del hermano de la mujer asesinada). Además, la escena final, del enfrentamiento entre asesinos y policías, es muy poco creíble: ¿un grupo de vigilantes privados emboscarían en EEUU una comisión policial integrada por una agente del FBI? Ni la mafia más temible se atrevería a tal cosa. No obstante, salvando estos aspectos, la película además de entretener permite una reflexión, entre muchas otras, sobre la vida, en este caso metaforizada como las agrestes montañas nevadas, ante las cuales se mide el valor de la persona. En este sentido los diálogos con los indígenas de la zona son menospreciados (para realzar al protagonista: Lambert) y no se les sacó el jugo que merecerían: ellos debieron haber sido los guías de la sabiduría. Concluyendo, estamos ante una obra poderosa que abre las puertas a un director quien podrá dar mucho de qué hablar. Esperemos que sus cintas sean tan llamativas pero verosímiles a futuro, ya que logró hacerse un sitio en la competitiva industria y cultura del cine. El espectador, por su parte, que no se haga muchas preguntas, salvo la reflexión sobre la importancia de asumir la dureza de la vida con la cabeza en alto. La recomiendo con los matices ya expuestos. 2018-07-06.
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