Película obligada, más por la calidad visual que por la narración misma

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Vi “Dunkirk” (“Dunkerque”, EEUU, 2017), dirigida y escrita por Christopher Nolan [1970- ], quien no necesita presentación. La cinta está protagonizada por Fionn Whitehead,  Mark Rylance, Kenneth Branagh y  Tom Hardy, entre otros. ¿Cómo empezar la reseña de una de las películas más nominadas y aplaudidas del último año? Creo que con una confesión: cuando una obra logra tanta fama, esta termina jugando en contra de aquella, pues crea tantas expectativas que ya son difíciles de ser colmadas al momento de verla, y justo esto fue lo que me pasó. Ahora bien, este filme recrea la vivencia de varios soldados ingleses quienes son evacuados de las playas de Dunkerque, en 1940, para evitar que cayesen en manos de los nazis, vencedores de la campaña de Francia. Recordemos que Hitler ordenó a sus fuerzas terrestres detenerse ante Dunkerque, para dejar la destrucción de la bolsa anglo-francesa allí atrapada a la poderosa y altamente entrenada Luftwaffe, fuerza que quería quedarse con el crédito… obviamente, no pudo, pues solo con bombardeos aéreos era imposible acabar con la evacuación. Cuando Hitler cayó en cuenta del error, dio la orden de avanzar a las fuerzas acorazadas, para tomarse la playa, pero ya era muy tarde. Pues bien, empiezo con lo que será a su vez la conclusión: estamos ante una obra maestra del arte cinematográfico, pero en lo que atañe a su trama, el balance no es tan bueno. Empecemos indicando los méritos: cada escena está magníficamente compuesta (gracias, además, al trabajo de Hoyte van Hoytema), lo que sumado a la gran banda sonora (aplausos a Hans Zimmer), conduce a esta la película a las cumbres más altas. La virtuosidad cinematográfica de Nolan ha quedado, una vez más, fuera de duda. Lo que sí es criticable es la narración misma, por varios asuntos. El primero, por su arriesgada apuesta de una historia, llena de silencios, en triple paralelo (tres tiempos superpuestos de forma diferencial), que corresponden a tres elementos: tierra, aire y agua. Apuesta que, por no ser común, hace que el espectador se sienta en varios momentos perdido, de un lado, y le elimina el “factor sorpresa” en algunos casos, del otro. Esta manipulación del tiempo y del espacio, si bien no tiene errores de contenido, le hace perder, creo yo, ímpetu a la cinta. El segundo, es por el simplismo de la historia, por dos cosas; una, porque se centra solo en la perspectiva inglesa (no hay un alemán en toda la película), y dos, porque hay cosas inverosímiles (menciono dos asuntos a manera de ejemplo: los cuerpos de los soldados muertos por los bombardeos no quedarían como los muestra la cinta, y un caza inglés no derribaría aviones alemanes como si fuesen mosquitos y mucho menos cuando no tiene combustible y su hélice se ha detenido). Por lo anterior, creo que la película es más un drama (de supervivencia y encierro) que bélica (aunque no abandona las buenas recreaciones de las batallas). Por todo lo anterior, esperando la benevolencia del lector, creo que estamos más ante una obra de arte visual que ante una obra de arte narrativa. Finalmente, no puedo dejar pasar por alto, dos escenas que dan cuenta de los valores y antivalores cruzados en la guerra, incluso entre miembros del mismo bando: la primera cuando los soldados ingleses, desesperados por sobrevivir escondidos en un barco pesquero, amenazan con matar a un francés quien se hizo pasar por inglés para huir de la playa; la segunda cuando un soldado inglés, rescatado en el mar luego de que el barco en que iba fue torpedeado, se da cuenta que asesinó, sin intención, a un civil inglés que quiso rescatarlo. Es mucho lo que se puede reflexionar a partir de ambas escenas. En conclusión, la recomiendo como una impecable lección de maestría visual cinematográfica. En cuanto su narración, tengo mis reservas. De todas maneras, es película obligada. 2018-02-05.


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