Vi “El bar” (España, 2017) dirigida por el reconocidísimo Álex de la Iglesia [1965- ] y escrita por el mismo director junto con Jorge Guerricaechevarría. El reparto es de lujo: Blanca Suárez, Mario Casas, Jaime Ordóñez y Carmen Machi, entre otros. La cinta narra cómo un grupo heterogéneo de personas queda atrapado en un bar cualquiera de Madrid. El que se atreva a salir es asesinado. Mientras tanto, los malentendidos, la discordia y la lucha por la supervivencia se imponen durante el encierro. Empiezo indicando que la obra ha sido recibida con muchos “peros” por parte de la crítica especializada. Entre los elogios, hay dos aspectos en común en las diferentes críticas de la cinta: i) el excelente arranque de la misma (los primeros 20 minutos son de una rapidez dramática importante) y ii) la correcta producción y buena técnica fílmica. En lo demás, los críticos apuntan y disparan a mansalva. Yo, en cambio, la disfruté sobremanera. Es cierto, digo, que hay excesos en el guion donde la realidad, como verosimilitud, parece sucumbir ante lo propuesto (hasta el cine ficción tiene sus límites narrativos); es cierto que los personajes no están bien construidos, algo que creo lo hizo conscientemente el director para dar lugar a un componente cómico que equilibrase lo dramático; comparto, igualmente, que el resto de la película no conserva la brillantez de los primeros minutos; pero, a pesar de todo ello, el ingenio y la comicidad de Alex de la Iglesia terminan por ofrecer un cine entretenido pues se sale de los cánones y, agrego, hace reír en no pocas oportunidades con los excesos a los que apunta. Eso sí, como ya lo sugerí, hay cosas que no cuadran del todo (hagan un recorrido de la pistola, su número de balas y su destino final, así como del color de la ropa interior y las heridas de la protagonista, y se darán cuenta que hay cosas que no encajan completamente). Estamos, pues, ante un director que no admite puntos medios: gusta o disgusta. Yo estoy entre los que, luego de un balance final, saco más cosas positivas que negativas de su cine. Y para reflexionar, invito al lector/espectador a considerar este filme en concreto como una tragedia, más que un thriller cómico: el elemento maldito es la enfermedad; los héroes trágicos son el mendigo, el publicista y la joven; el reto es atravesar la inmundicia (del bar, de las cloacas y del destino mismo) conservando la humanidad. Al finalizar, la única persona que se libra de un destino fatal tampoco sale indemne de lo acontecido. Esa persona, desnuda ante la ciudad, debe recuperar sus vestimentas, su piel social, para rehacerse con los otros. Ante la tragedia, los héroes enseñan lecciones de vida, incluso con su vida. La recomiendo, entonces, a aquellos que, sabiendo como es el cine de Alex de la Iglesia, están preparados para afrontar otro tipo de cine. 2018-02-12.
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