Vi “Contratiempo” (España, 2016), dirigida y coescrita por Oriol Paulo [1975- ], a quien recuerdo por “El Cuerpo”, 2012, obra que reseñé hace ya algunos años. El reparto es interesante: Mario Casas, Ana Wagener (aplausos), Bárbara Lennie y José Coronado, entre otros. Estamos ante un thriller policiaco, que, en términos generales, ha sido regularmente recibido por la crítica especializada pero que ha ganado buenos aplausos entre el público general. Narra la historia de un joven y exitoso empresario quien es acusado de asesinar a su amante, a la vez que está implicado en la desaparición de un muchacho, fruto de un accidente de tránsito que intentó a toda costa ocultar. Antes que nada, esta película me recordó a “Arbitrage” (Dir. Nicholas Jarecki, 2012), pero mantienen sus notables diferencias. Ahora bien, los primeros treinta minutos son algo aburridores, pero una vez una abogada experta en preparación de testigos propone unir los dos hechos (la desaparición del joven y el asesinato de la amante) se viene una andanada de escenas que muestran un misterio eficaz y efectista, que exigen la máxima atención del público. Pero el desarrollo de dicho misterio tiene tantas capas, una detrás de otra, por medio de giros y casualidades que a veces suenan descabellados, que el espectador fácilmente puede confundirse sino está muy concentrado en los detalles (de allí que esta palabra se diga tanto en la cinta). Incluso, me pregunté si la trama, con tantos giros, es un ejemplo de una narración compleja o de una confusa. Es que no son lo mismo. La narración compleja exige mucha atención, pero el espectador percibe que todo cuadra al fin de cuentas, en un aire de verosimilitud. Creo que esta obra está a mitad de camino entre ambas cosas. Pero sigue siendo un buen filme, aunque el desenlace final me desilusionó un poco. Se tomó mucho tiempo el director en construir unos personajes centrales, para tirarlos a la borda en los últimos momentos. Como leí en alguna crítica especializada, esta película es como un espectáculo de malabaristas, quienes esperando impactar en un mundo tan competitivo, deciden hacer todas sus grandes acrobacias en un mismo show, y para el final proponen no el típico pero ya difícil triple salto moral, sino uno séxtuple que apenas han ensayado. Claro está que dentro del género, este tipo de atrevimientos es bien recibido, pues lo oxigena. Ofrece pues algo distinto, en un mundo donde el cine se está caracterizando, sin que esto signifique que sea una buena o mala película, en narraciones simples y casi sin giros dramáticos o sin desenlaces inesperados. Por lo anterior es que puedo decir que me gustó y la recomiendo. Es algo diferente. 2018-01-17.
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