Vi “Manchester by the Sea” (“Manchester junto al mar”, 2016) escrita y dirigida por Kenneth Lonergan [1962- ], siendo este su tercer largometraje. Entre el reparto encontramos a Casey Affleck (quien ganó el Oscar por ello), Michelle Williams y Kyle Chandler, entre otros. La trama es sencilla, en su ritmo y exterioridad, a la vez que compleja en su profundidad interior: Lee Chandler (Casey Affleck) es un solitario conserje en Boston, quien regresa a su pueblo natal (Manchester-by-the-Sea, Massachusetts, así se llama en la vida real) por la muerte de su hermano y para asumir la custodia de su sobrino. De nuevo en su pueblo, recuerda el dolor de su existencia, que lo obligó a refugiarse en Boston. Para empezar, esta cinta independiente rompió todos los pronósticos en cuanto nominaciones y premiaciones. Entre ellos, se destaca dos Oscar (Mejor actor y guion original) y un Globo de oro (Mejor actor drama). Un dato curioso es que el protagonista inicial de la cinta iba a ser Matt Damon, pero terminó solo coproduciéndola, quedando el rol protagónico en manos de Casey Affleck, hermano menor del actor y director Ben Affleck, y quien ya había mostrado todo su talento con “Gone Baby Gone” (2007). Formalmente, la obra es muy correcta. Tiene una gran fuerza actoral y un excelente guion. Pero cuenta con muchos errores de edición. Hay más de una docena de errores en el paso de una escena a otra. Tristemente, fue algo común ver, entre una escena y otra, que las cosas no coincidan: una mano en el lugar equivocado, un objeto que apareció misteriosamente, posiciones equivocadas de los personajes, etc. Pero dejando de lado estos errores, el balance es muy positivo: la película narra, con buena maestría y sin linealidad temporal, el dolor interno e insuperable de Lee Chandler, por lo que termina siendo un estudio psicológico del personaje, lo que permitió una interpretación actoral magistral. Es pues, la narración, el mayor fuerte de la película. Una narración sencilla, a la vez que compleja, contundente, honesta, sin redenciones finales ni clichés dramáticos, que logra desubicar al espectador a la vez que lo seduce por su ritmo sencillo pero profundo. Sé que es difícil poner en palabras las sensaciones que ha despertado en críticos y espectadores, incluyéndome, pero espero haber dado por lo menos una pauta interpretativa. Justo por lo dicho antes, la invitación reflexiva del filme está en que nos recuerda la profunda complejidad de cada ser humano, de todo lo que se esconde en lo más recóndito de su ser. Justo esta singularidad compleja, es el fundamento de la alteridad, del reconocimiento del otro como un ser dotado de dignidad. Entonces, es una cinta que recuerda que detrás de los miedos y los dolores, está la esencia misma de lo que significa ser humano. La recomiendo pues, lástima, vuelvo a decirlo, los problemas de edición entre las escenas. 2017-11-23.
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