Sobre cómo lo cotidiano se vuelve poesía

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Vi “Umimachi Diary” (“Kamakura Diary” o “Nuestra hermana pequeña”, Japón, 2015), dirigida y escrita por el experimentado y aclamado Hirokazu Koreeda [1962- ], basado en un Manga de Akimi Yoshida (debemos poner atención a la influencia de este tipo de literatura en el cine). Por demás, hace poco reseñé una película suya: “Después de la tormenta”, 2016. El reparto está conformado por Haruka Ayase, Masami Nagasawa y Suzu Hirose, entre otros. Está ubicada en el género drama y familiar. Narra la vida de tres hermanas, que viven juntas en Kamakura (Japón) y, por la muerte del padre, reciben en su casa a su hermana menor (hija de otra madre). Estamos ante un bello retrato familiar, caracterizado por una narración serena y delicada, que no deja de asombrarse ante los detalles de la naturaleza y de la vida de las personas, pues justo en ellos es que se encuentra el sosiego y la felicidad. En este sentido, no es exagerado afirmar que estamos no solo ante una película sino también ante una forma visual de poesía, donde lo cotidiano se vuelve sublime. Vale la pena llamar la atención sobre la centralidad que el director pone en la familia, la comida y las ceremonias (entre ellas los funerales), bases de la tradición japonesa, que si bien se han adaptado a los tiempos modernos, no han perdido su sentido. Estamos, dicho con otras palabras, ante una cinta sabia, que nos transmite imágenes bien pensadas de una cultura que nos es tan ajena y, por tanto, enigmática. Nos invita a reflexionar sobre el valor de las tradiciones y la modernidad, de un lado; y la familia y sus disputas internas, del otro. Frente a lo primero, el filme permite reflexionar sobre la manera en que se ha satanizado el pasado como la mejor manera de darle paso a lo nuevo. La cultura japonesa, por lo menos la que nos muestra la película, no cayó en dicho juego. Frente a lo segundo, Koreeda nos muestra una familia normal y, por tanto, con tensiones y problemas, pero que terminan por dignificar los esfuerzos por mantenerla unida. En otros términos, los conflictos no son el infierno, son la posibilidad del cielo. Invito, finalmente, a reflexionar el rol protagónico de la muerte, pero no aquella del dolor claudicante, sino la muerte tomada como oportunidad para la memoria y la acción. La recomiendo ampliamente. 2017-11-24.


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