Vi “Toni Erdmann” (Alemania, 2016), dirigida y escrita por Maren Ade [1976-]. Este es su tercer largometraje y, no pasemos esto por alto, es una aclamada directora y productora del cine alemán contemporáneo. Lo mejor de ella está por venir. Entre el reparto encontramos a Peter Simonischek, Sandra Hüller, Lucy Russell y Trystan Pütter, entre otros. Narra la historia de una importante ejecutiva, Inés, quien vive fuera de Alemania y es visitada por su extrovertido y bromista padre, Winfried. Gracias a la incomodidad que le produce dicha visita, Inés cambia su forma de vida, para poder así preguntarse, de mejor manera, si es feliz. De entrada hay que decir que, generalizando, la crítica adoró esta película y ha sido galardonada y nominada en muchos festivales y premiaciones de cine (verbigracia, fue nominada como mejor película de habla no inglesa en los Oscar). Está clasificada como “comedia”. Sin embargo, debo señalar y con algo de vergüenza ante los expertos, que me aburrió y me incomodó sobremanera. No pude encontrar el supuesto sentido hilarante de la película; salvo un par de escenas, el humor que allí se muestra me pareció más bien incómodo. Creo que en esto último, sí hay una apuesta bien hecha por parte de la directora: el espectador, por lo menos a mí me pasó, se siente tan incómodo, como Inés, ante las bromas, infantiles y repetitivas, de su padre. A eso hay que agregar que es una obra larguísima; creo yo que sin sentido: lo que se hizo, bien pudo haberse hecho con una hora menos de duración. Tal vez, más rescatable, está un mensaje que atraviesa la cinta: la melancolía y la soledad de la persona exitosa, que debe ser confrontada sobre su felicidad. Felicidad que se ve reflejada con el reencuentro entre el padre y la hija, mensaje algo cursi, pero que nunca sobra. Otro aspecto que merece alguna anotación, tiene que ver con al padre: un inmaduro bromista pero que, a pesar de sus bromas sinsentido y poco originales, logra enlazar a su hija con la vida misma. Pero ojo: las bromas pueden tener efectos negativos, como el caso del despido de un trabajador de la industria petrolera, como se relata en la cinta. Todo en su medida, se podría decir. Concluyendo (y perdón por ir tan al grano, pero es que la cinta no da para más), me aburrió la película, pero no por ello puede decir que no aporta nada. Creo que Winfried estaría de acuerdo que de todo puede sacarse una buena lección. 2017-09-11.
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