Vi “Thank You For Smoking” (USA, 2005), dirigida y escrita por Jason Reitman [1977- ] (con base en una novela de Christopher Buckley), el mismo que rompería muchos moldes narrativos con la multipremiada “Juno” (2007) y, en menor medida, “Up in the air” (2009). Dicho con otras palabras, un director creativo con una gran fuerza en sus guiones. Esta cinta está protagonizada por Aaron Eckhart, Maria Bello, Cameron Bright, Adam Brody y Sam Elliott, entre otros. Claro está que en esta cinta el protagonista domina tanto las escenas que, de haberse escogido un mal actor, todo se habría ido a pique. Pero no fue lo que pasó aquí: Eckhart hace un buen papel, tanto que me sorprende que no haya ganado varios premios por ello (según consulté fue nominado un par de veces, pero nada más). La cinta narra la vida de Nick Naylor (Eckhart), quien da la cara en los debates públicos a favor de las tabacaleras, enfrentándose así a la hostilidad social y a un senador oportunista. Ahora bien, la película ha sido clasificada como “comedia”, pero no creo que esta sea la palabra precisa para adjudicarle. Es, claramente, una sátira inteligente, pero de allí a confundirla con comedia es una exageración. Pasando a otro aspecto, este filme tiene dos fuerzas: el guion (que a su vez se caracteriza por su inteligencia y su creatividad) y en las actuaciones muy pulcras, en especial del protagonista. Me enfocaré en lo primero. La narración gira en torno a un núcleo dramático (el debate entre tabacaleras y grupos pro-salud) pero se presenta de manera tan creativa que termina siendo una sátira tan salvaje como elegante. Me llama la atención que la película no asuma una postura moralista, ni toma partido con fiereza. Incluso, se exponen buenos argumentos a favor del derecho de los fumadores (como el de la autonomía) frente a los grupos pro-salud, los cuales pueden caer en neomoralismos que, en nombre de algo considerado como “superior”, pueden terminar por coartar la libertad (pienso en la escena en la que el senador sugiere eliminar de las películas antiguas cualquier imagen de cigarrillo). Y justo aquí es donde quisiera hacer una reflexión más allá de los elementos estéticos, por llamarlos de alguna manera. Resulta que esta cinta no se queda en ser un manual de relaciones públicas. Plantea un debate crucial para los oídos de un estadounidense: el respeto por el individualismo, esto es, la libertad individual y el derecho a la felicidad como opción personalísima. Es claro que el cigarrillo es dañino; al finalizar, el protagonista termina aceptándolo, pero ¿hasta dónde se puede permitir que el Estado, en virtud de la defensa de la salud, llegue a cuestionar los cimientos de la libertad individual de quien fuma? Claro está que el debate va más allá de los inteligentes argumentos del protagonista, en tanto que quien ya está enganchado con los cigarrillos no hace un uso pleno de su libertad, pues ya está enviciado; además, que la enfermedad es asumida en alguna medida por la sociedad y no sólo por el fumador. Pero, ¿cómo encontrar un justo medio entre dos extremos inadmisibles? Esto, en el contexto estadounidense, es más complejo que en el latinoamericano, dado el fundamento individualista que atraviesa su constitución. Comparto, eso sí, otro argumento del protagonista: la hipocresía. El cigarrillo se volvió, con alguna razón, el enemigo público número uno; pero hay otras cosas iguales o peores en su capacidad de hacer daño, que pasan desapercibidas para esos ojos moralizadores. El protagonista menciona el tema del colesterol y el azúcar, pero yo le agregaría otro: la marihuana. Estamos en una época de persecución a quien fuma cigarrillos, a la par que hay cierta tendencia de considerar inocuo el consumo de marihuana. Es por ello que, si bien he compartido cualquier medida anti-tabaco, la cinta pone a pensar en que allí puede haber juegos hipócritas que deben ser develados. En conclusión, recomiendo la película, claramente, por esa buena narración y por las reflexiones a las que invita: de no caer en las visiones ligeras y moralizantes que pueden llegar a ser perniciosas a menos de que siempre estén bajo ojos de sospecha. 2017-07-27.
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