Le Monde Diplomatique, No. 160 (versión
Colombia), Octubre 2016
Como ha sido hasta el momento, me encuentro agradecido con el periodismo investigativo, tan reducido por nuestro modelo político-económico, pues me permite ir más allá de la mera descripción interesada de los medios de comunicación comerciales. Ahora bien, en esta edición colombiana de LE MONDE, hay que resaltar el trabajo “Sorprende…” de Carlos Gutierrez, crítico contra el santismo, el uribismo y el comunismo guerrillero, culpables todos, junto a nuestro modelo económico, de la crisis que nos agobia. Entre las críticas a la guerrilla (que parte de diferenciar a las FARC del ELN, que nunca han sido cercanas como la extrema derecha ha pretendido ver) está que desfiguró a la izquierda democrática. Sigue el trabajo de Libardo Sarmiento, bien informado y dateado, denominado “La industria colombiana, julio de 2016, ¿coyuntura o colapso?” que demuestra desde el enfoque econométrico el daño del neoliberalismo a la industria nacional (al sector real). Nuestro modelo económico está, claramente, al servicio de los intereses financieros y la explotación de bienes primarios. Resalto el buen resumen que allí se hace de la industria colombiana, en la p. 6. Sigue el trabajo “Colombia está frente a una nueva situación política” de Héctor Arenas. Se trata de una entrevista al senador Iván Cepeda dejando en evidencia su postura de concertación del senador de izquierda y su defensa de una Asamblea Nacional Constituyente. Incluso propone negociaciones con la extrema derecha electoral, para buscar una mejor gobernabilidad del país.
Pasando al componente internacional, debo confesar que me afectó el artículo “¿Quién mató a Berta Cáceres?” de Cécile Raimbeau, que muestra el asesinato selectivo en Centroamérica de líderes ambientales, dado que hay fuertes intereses de élites corruptas y multinacionales en la construcción de centrales energéticas, por fuera de marcos de protección al medio ambiente y sin consulta previa con las comunidades. Espantosa la situación que allí describen.
Sigue el trabajo “Estados Unidos tentado por el riesgo” de Serge Hamili que analiza el panorama político de Estados Unidos: los demócratas con Hillary Clinton liderándolos (pero que no convence a los sectores más populares de su propio partido) y los republicanos en torno a Trump (quien se enfrentó a las ideas neoliberales de su partido, pero las reemplaza por tesis muy peligrosas para el equilibrio regional y mundial). Ante la crisis económica y social estadounidense, era claro que Trump ganaría, lo triste es ver cómo los americanos confunden el culpable de su malestar, creyendo que es la inmigración en vez de cuestionar la propia estructura económica.
Llama la atención el pequeño texto denominado “Una anomalía reconfortante” que señala el incremento de la circulación de este periódico investigativo en Francia y una declaración de principios para aplaudir: “Así que este año, vuestra contribución tendrá también la ventaja de advertir a todos los dinamitadores del bien común que en su ofensiva, nos encontrarán en su camino” (p. 13).
Continúa un trabajo sobre la nueva economía que se está imponiendo en la Web (con Uber, como ejemplo mayor): “La hora de la economía colaborativa” de Ignacio Ramonet: “En un momento como el actual, de fuerte desconfianza hacia el modelo neoliberal y hacia las elites políticas, financieras y bancarias, la economía colaborativa aporta además respuestas a los ciudadanos en busca de sentido y ética responsable” (p. 15).
Pasamos a uno de los mejores artículos de este número: “La democracia invertida” de Anne-Cécile Robert, sobre las actuales tendencias gubernativas (en la famosa “gobernanza” de la que tanto se habla hoy) de acudir a la “sociedad civil” en vez del electorado, puesto que al ser tan vago qué o quién es la sociedad civil, terminan los gobiernos legitimando su proceder justo cuando actúan de forma que el electorado reprocharía.
Luego hay un análisis de la situación de Gibraltar (“Gibraltar: última colonia de Europa” de Lola Parra Craviotto) que invita a la conciliación entre España y esta colonia inglesa, dado que las políticas agresivas poco provecho han traído. Incluso, de mantenerse en el tiempo políticas más conciliatorias, sería más fácil pensar a mediano plazo en un reencuentro territorial entre España y el Peñón.
Sigue un buen estudio del caso islandés. “Los piratas invaden Islandia” de Philippe Descamps, que narra cómo los islandeses enfrentaron la crisis de 2008, de forma muy diferente al resto de Europa: en vez de privilegiar a los banqueros y a sus accionistas, ayudaron a los depositantes que fueron los realmente afectados por la crisis, a la par que juzgaron a políticos y banqueros por sus jugadas tan arriesgadas como fraudulentas. En este marco, aparecieron varios partidos que han revolucionado el sistema democrático de la Isla, entre ellos el “pirata”. Otro trabajo es esta línea es “El irónico encanto de la política” de Gérard Lemarquis, sobre el alcalde anarquista y punkero de Reikiavik, la capital de Islandia.
Pasamos a “Israel, en nombre de la seguridad” de Gideon Levy, que dice, una vez más, cómo Israel hace uso del “miedo al terrorismo” para convertir dicho eslogan en una poderosa arma mediática para mantener sus estructuras políticas conservadoras y un crecimiento del gasto militar excesivo: “Seguridad, esa palabra clave que ofrece al Estado una coartada para no ser calificado de no democrático” (p. 23). En esta misma línea está el artículo “Irreductibles Drusos del Golán”, de Sophia Marchesin, que expone la situación de los Drusos de la conflictiva frontera Sirio-Israelita, quienes son clasificados, en sus pasaportes, como de nacionalidad “indeterminada”.
Continúa el trabajo “La puesta en vereda del ejército turco” de Sümbül Kaya, que explica muy bien las tensiones entre Erdogan y el ejército turco, que dieron lugar al fallido golpe de Estado del 2016. Igualmente explica las estrategias de Erdogan, quien no se caracteriza propiamente por su tolerancia democrática, contra el ejército otrora todopoderoso.
“Marruecos avanza hacia atrás” de Pierre Daum analiza cómo el sistema monárquico marroquí, continúa sus prácticas absolutistas bajo el disfraz de una democracia renovada a partir de la “Primavera árabe”. Triste el recuento que se hace de la persecución a los opositores políticos por parte de este régimen absolutista que no sólo es dueño del poder político sino también del económico y del mediático.
Sigue “¿Podrá Moldavia liberarse de su yugo geopolítico?” de Julia Beorq, que muestra la indignación del pueblo moldavo, tanto de los pro-rusos como de los pro-europeos, por la corrupción de sus dirigentes políticos, ante la cual la Unión Europea apenas toma medidas temiendo no generar una situación de inestabilidad en sus fronteras.
El artículo “Gabón y el síndrome de Polichinela” de Olivier Piot, menciona las elecciones fraudulentas acaecidas en Gabón, un país con altos ingresos económicos pero con una población sumida en la pobreza, todo con el beneplácito cómplice de Francia.
Pasamos a otro interesante trabajo, de Benjamín Fernández: “La lucha libre o las metamorfosis del catch latinoamericano”, que pone en evidencia el rol político de denuncia de la lucha libre, a la que vez que es una manera del pueblo mexicano de reírse de su propia tragedia. Muy interesante este texto sobre cómo cultura y política se dan la mano en las calles mexicanas.
Recomiendo, pues, la lectura del periódico. Siempre le saco provecho.
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