Esta edición de Le Monde trabaja sobre tres ejes fundamentalmente. El primero de ellos tiene que ver con el cambio climático. Muy interesante el artículo inicial “Reducir, reutilizar, reciclar” (de Carlos Gutiérrez) que presenta los graves retos ambientales que hoy día tenemos, en especial el tema de la “minería” y la “potrerización del país” (la tumba de bosque para ganadería). El segundo es “De la moral a la política” (Philippe Descamps) quien centra su análisis es la terrible tendencia de los gobiernos de negar los efectos del cambio climático para evitar tener que asumir actitudes que contrarían los mandatos del actual capitalismo voraz con el planeta. Por demás, interesante este dato: “La Convención sobre la protección de la capa de ozono se ha convertido en 2009 en el primer tratado de la historia que tuvo una ratificación universal; la salvaguardia del clima requieren una movilización colectica no menos ambiciosa” (p. 17). El tercero es “Viaje a los orígenes del cambio climático” (Dominique Reynaud) que expone el trabajo científico del grupo académico que puso en evidencia el cambio climático, dejando en claro la importancia del trabajo de la cooperación internacional científica más allá de los asuntos políticos. El cuarto es “Dos grados adicionales, ¿no es ya demasiado?” (Eric Martin) que cuestiona la meta máxima de calentamiento global señalado por organizaciones internacionales, el cual tendrá serios efectos: “Se reconfiguraría el equilibrio entre las regiones, porque las consecuencias del cambio no serán homogéneas en el espacio” (p. 19). El quinto es “¿Todos responsables?” (Christophe Bonneuil) que explica cómo el desarrollo económico fue fruto de intercambios ecológicos desiguales, en especial a partir de la quema de recursos fósiles: “el Antropoceno fue un Occidentaloceno” (p. 20). El sexto es “Crecimiento o clima, es necesario elegir” (Jean Gadrey) que señala que el crecimiento económico a la par del ecológico es un mito: el culto al crecimiento va a destruir el planeta. El séptimo es “Gobernar el clima en el Antropoceno” (Agnès Sinai) que es un llamado a la moderación y a la sobriedad en las respuestas económicas, para asumir mejores respuestas ecológicas.
La otra línea está centrada en la problemática democrática brasilera. Aquí encontramos el artículo “Congreso de Brasil: la máquina del Chantaje” (Lamia Oualalou) donde explica la corrupción política y partidista de dicho país, muy similar al caso colombiano, concluyendo que el congreso brasilero tiene una débil representatividad popular y ha terminado por ser un fortín de clases dominantes y del establecimiento, pero que Dilma, equivocadamente, tuvo que ceder ante sus presiones creyendo así que quedaría indemne de las jugadas políticas de los políticos conservadores. Al ceder tanto, Dilma perdió el afecto de los sectores populares y de izquierda, y se debilitó ante la derecha parlamentaria. Sigue el artículo “Mercado de arte brasileño, una salud a toda prueba” (Anne Vigna) que expone los problemas que trae para el arte cuando éste se convierte en un objeto más del capitalismo y del consumo: “otro riesgo amenaza a los artistas: la voluntad de entrar a cualquier precio a ese mercado puede llevarlos a producir lo que se vende, y no lo que ellos sueñan” (p. 6).
Una tercera línea de trabajos es sobre la crisis siria. El primero es “La apuesta siria de Putin” (Alexei Malachenko) que explica los pormenores de la intervención rusa en Siria, pero deja en claro los riesgos para Rusia si dicha intervención se empantana. El segundo es “El fracaso de la diplomacia occidental” (Olivier Zajec) que pone en evidencia el pragmatismo político de Occidente que de solicitar el derrocamiento de al-Assad terminó cambiando sus intereses para enfocarse ahora en destruir (aparentemente) el Estado Islámico. El segundo es “Damasco bajo las bombas” (Daniel Wizenberg) que analiza la tragedia de los sirios que no emigraron pero deja en claro que la mayoría de los 4 millones que se fueron del país no lo hicieron tanto por el conflicto como por la crisis económica. Una vez más queda en claro la relación entre pobreza y violencia.
Están otros trabajos igualmente interesantes, pero por fuera de las líneas anteriores. Está el trabajo “Democratizar la democracia” (Ignacio Ramonet) que expone muy bien los problemas políticos democráticos contemporáneos, en la globalización, aunque termina sentando posturas que poco comparto ante Venezuela: “El elector deja de ser un ciudadano (que hay que convencer) para convertirse en un consumidor (al cual hay que seducir)” (p. 7). El artículo “África de multiplica” (Henri Leridon) explora los efectos de la alta tasa de natalidad africana y los efectos perversos que esto tiene en el desarrollo. “Búsqueda de renovación en los campos chinos” explora los efectos del éxodo hacia las urbes en China, artículo que debe ser leído conjuntamente con “Los límites de la descolectivización” (Martine Bulard) sobre las contradicciones en China entre el mundo rural y el urbano: “Los habitantes de la ciudad tienen dinero y quieren ir rápido; los campesinos tienen tiempo pero no dinero. Esas son las contradicciones que hay que resolver” (p. 13). Sigue “Jeremy Corbin, el hombre a derribar” (Alex Nunns) que expone el ascenso del político laboralista inglés, a pesar del miedo que dicho nombre genera en las esferas conservadoras, incluso dentro de su propio partido. Encontramos “Holanda cierra sus cárceles” que explica el descenso de la población carcelaria en dicho país, que además de motivarse por fuertes medidas preventivas y un mejor tratamiento penitenciario a los infractores de poca monta, también se debe a una política de reducción de costos. Interesante cierto modelo de descongestión: “desde 2008 Holanda deja de lado la transacción acordada para preferir la “decisión penal impuesta”: un sistema por el cual la Fiscalía puede imponer una sanción, y queda a cargo del sospechosos impugnarla y solicitar presentarse ante un juez” (p. 27). Igualmente está “A propósito de la semiología de la ciencia, o de la política” (Carlos Eduardo Maldonado) sobre las relaciones entre el poder y la ciencia, que tuvo efectos tan perversos durante el régimen nazi, pero que en la actualidad se mantienen, en especial mediante las “ciencias del comportamiento”. Sigue “En el proceso de paz tal vez estamos en el punto de no retorno” (Héctor Arenas) que es una entrevista hecha a Iván Cepeda quien da su punto de vista sobre la mesa de negociaciones de La Habana. Termina este periódico con una reflexión de Serge Halimi “El hundimiento de Francia” señalando lo evidente, la incapacidad de dicho país de liderar políticas mundiales.
Como siempre, todo un gran placer intelectual leer un periódico que analiza la información en vez de divulgar noticias light que eviten al espectador criticar lo que le rodea.
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