Vi “Edipo Re” (Italia, 1967) del gran director Pier Paolo Pasolini, de quien se celebró hace pocos días un nuevo aniversario por su trágica muerte. Se trata de una buena reconstrucción, con ciertos viajes en el tiempo a la Italia del siglo XX, de la magnífica obra de Sófocles, “Edipo Rey”. La obra fílmica no se queda atrás, pienso yo, de la tragedia griega, aunque aquella no es una copia de la segunda. Se mantiene su autonomía estética presente, entre otras cosas, en ciertos añadidos del director y en la lírica de la imagen (por encima de la profundidad de los diálogos) que siempre ha caracterizado las obras de Pasolini. No obstante, esta cinta permite, de buena manera, estudiar los contextos culturales griegos, por lo que puede serle de gran utilidad a un profesor quien, por estrategia pedagógica, podría optar discurrir sobre el iusnaturalismo helénico a partir de esta película (más agradable para los gustos de las nuevas generaciones) que sobre el texto mismo de Sófocles. Yo, por ejemplo, cuando explico el iusnaturalismo cosmológico griego, suelo hacerlo a partir de este filme o de otro que igualmente me agrada mucho “Edipo alcalde” (1996, Triana). La diferencia radica en que esta última cinta se enfoca en la realidad colombiana y es mucho más profunda en sus diálogos (¡es un guion hecho por Gabriel García Márquez!) que en su fotografía, a diferencia de la obra de Pasolini, la cual es, en últimas, más cercana a Sófocles. Un dato curioso está en que Pasolini se quiso “descubrir a sí mismo” a partir del filme. En este caso, el Edipo errante (que recuerda las leyendas medievales del judío errante, que no pocos han hilado con la mitología griega), que llega a la Italia del siglo XX, no sería otro que un Pasolini que se siente ciego y desadaptado ante el vaivén del mundo moderno. Esto pone en evidencia cómo este mito se convierte en un arquetipo de cualquier cultura. Por último, hace poco escribí sobre cómo puede interpretarse adecuadamente desde la lógica jurídico-religiosa de la época, tanto a “Edipo Rey” como a “Antígona”. Espero que el texto salga pronto para compartirlo con ustedes, en especial porque hay que reivindicar dos asuntos que la visión tradicional poshegeliana ha dejado de lado: i) La valentía de Edipo de cumplir la sentencia que él mismo dictó y que lo afecta, lo que lo pone como un gobernante maldito pero con temple; ii) La figura de Creonte que lejos está de ser un malvado positivista como muchos quisieron verlo en el siglo XIX, sino en un hombre piadoso que ayuda a desencadenar el drama y que en momentos cruciales muestra gran templanza. En consecuencia, nunca es pérdida ver a Pasolini, pero a esto se suma todo lo que se puede aprovechar de este filme para un curso de historia y filosofía del derecho. 12-11-2015.
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